Tras el primer discurso a la nación de Pedro Pablo Kuczynski como presidente de la república el pasado 28 de julio, nuestros dos economistas, Adamo (A) y Maynardo (M), conversan sobre las metas o compromisos esbozados por el nuevo presidente. Aquí el diálogo:
A: ¡Por fin puedo terminar de escuchar un discurso presidencial de 28 julio y quedar contento! Estoy totalmente de acuerdo con los objetivos delineados por PPK: (i) Agua y desagüe para todos los peruanos; (ii) educación pública de calidad; (iii) servicio de salud pública sensible al enfermo, oportuno y eficaz; (iv) trabajar para que al menos el 60% de los puestos trabajo sean formales al 2021; (v) construir la infraestructura requerida para el desarrollo; y (vi) luchar contra la corrupción, la discriminación, la inseguridad y el delito. ¡Cómo no estar de acuerdo con las metas planteadas por el flamante presidente!
M: Sin duda se trata de objetivos que muchos compartimos. Tal vez es el primer presidente que ha puesto tanto énfasis en la salud, pues agua y saneamiento son instrumentos para contribuir a la salud pública. Como bien lo ha explicado Angus Deaton, premio Nobel de economía, hay un círculo virtuoso entre los niveles de salud y el desarrollo de los países.
A: En efecto, salud y educación son los pilares centrales de toda política social. Esto, más que políticas asistencialistas, es lo que necesita el Perú. Al respecto no puedo sino aplaudir el mensaje claro de PPK en el sentido que necesitamos reducir las desigualdades en el país y que la manera de hacerlo es subiendo los ingresos de los más pobres.
M: Por otro lado, es notable que tras esbozar estos primeros tres compromisos, el presidente haya escogido hablar de la formalización. No recuerdo otro presidente que haya puesto este tema en el tope de las prioridades.
A: En efecto, el haberse puesto como norte duplicar la participación de los puestos formales en la economía en el próximo quinquenio es una meta extraordinaria. Solo podrá haber mejora de ingresos y reducción de pobreza con puestos de trabajo formales, pues son estos los que se caracterizan por mayor productividad e ingresos.
M: De acuerdo Adamo, pero aquí debo señalar una primera preocupación: la insistencia en la reducción del IGV como paso necesario para lograr esto. Ya lo discutimos anteriormente, reducir el IGV del 18% al 17% es un cambio tan marginal en la estructura de incentivos que guían la decisión de formalizarse, que no parece ser relevante. Me parece que no ataca el meollo del asunto.
A: Puede parecer un cambio marginal, pero confío en que, como ha dicho Thorne, habrá un paquete de medidas pro-formalización dentro del cual el tema del IGV es solo un elemento.
M: Me gustaría tener tu optimismo mi querido amigo, pero la experiencia internacional y peruana muestra que existe una relación directa entre la recaudación y las tasas impositivas, es decir, cuando se reduce la tasa baja la recaudación. Y no estamos como para incrementar el déficit fiscal.
A: Esta vez tú eres el pinchaglobos….
M: Otros dos anuncios económicos que me preocupan son los referidos a ampliar las deducciones al Impuesto a la Renta de personas naturales y la de la emisión de bonos por US$ 6,000 millones que reportó el Chicago Tribune.
A: A ver, vamos por partes. Thorne ha dicho que las personas naturales podrán presentar facturas para deducir gastos, cosa que hoy no pueden y que en otros países sí se hace con mucho éxito. Esto también ayudará a formalizar la economía, pues hoy a mí me da lo mismo si mi dentista me da o no factura, no me sirve de nada. Con esta propuesta, le voy a exigir que me dé factura para deducirla de mis impuestos y con ello, cada persona natural será un agente importante en la lucha contra la informalidad y la evasión tributaria.
M: Deberías revisar el artículo de Luis Alberto Arias en Gestión del último lunes, donde señala claramente cómo en el Perú se tiene un tramo de renta no imponible muy alto con relación al ingreso per cápita respecto del resto de países de América Latina y que lo aconsejable es tener deducciones más bajas. La propuesta de Thorne es contraria a la bien sustentada posición de Arias.
A: Creo que es una visión un poco estrecha del tema. Me gusta más la idea de que las personas naturales apoyen el proceso de formalización, pero esto da para mucha discusión. Con respecto a la emisión de bonos por US$ 6,000 millones, ¿cuál es tu preocupación?
M: Que estamos endeudando al país sin tener claro en qué se va a gastar todo ese dinero. Lo prudente es ir cerrando el déficit fiscal. Aumentar la deuda sería repetir el error histórico del Estado peruano de seguir gastando igual después de una caída en los términos de intercambio.
A: Hmm, según el Banco Central, la deuda pública representa casi el 23% del PBI y con la nueva emisión alcanzaría el 26%. Este es un nivel muy manejable que no debería afectar nuestra calificación crediticia. Mira a México…
M: Me preocupa el argumento de que México tiene el mismo rating que nosotros y, sin embargo, tiene un ratio deuda/PBI del 60%. Ese sentimiento de autocomplacencia me genera temor. Para tal caso, algún despistado podría compararnos con Japón que tiene más del 100% de deuda y tiene mejor rating que nosotros… Recuerda, lo que importa no es el nivel absoluto de deuda sino su sostenibilidad. ¿Cómo se va a pagar la deuda mañana si bajas los impuestos hoy?
A: Mi preocupación es que más gasto y mayor endeudamiento implica llevar el déficit muy por encima del tope fijado por la Ley de Prudencia y Transparencia Fiscal. Este país requiere de un shock de confianza, que apostemos por el individuo y por el sector privado, y no por un Estado más grande.
M: A mí no me disgusta un Estado más grande y que provea los servicios públicos necesarios, pero coincido en que es una mala señal cambiar la regla fiscal. Pone en peligro nuestra clasificación crediticia.
A: Parece que esta vez nos entendemos más que en anteriores oportunidades, tal vez sea porque estamos conversando sobre los sueños al Bicentenario y no tanto sobre la manera de alcanzarlos. Tendremos que esperar la presentación del gabinete al Congreso para tener más elementos para discutir.
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