A propósito del debate sobre la modificación del estatus carcelario de Alberto Fujimori, nuestros economistas debaten acerca del legado económico de su gobierno. Aquí el diálogo entre Adamo (A) y Maynardo (M), quienes enfatizan diferentes aspectos de la reforma de los noventa.
A: Estimado Maynardo, con la perspectiva que nos brinda los 17 años del fin de su gobierno, te propongo hacer un balance económico del legado de Fujimori.
M: OK. Creo que Fujimori tuvo cosas buenas, otras regulares y otras francamente pésimas.
A: De acuerdo. Déjame empezar por las cosas buenas.
M: Dispara.
A: Imponer disciplina fiscal y terminar con el financiamiento inflacionario del déficit permitió estabilizar la economía, el primer paso de la reforma. La nueva Ley Orgánica del BCRP afianzó este proceso, que puso fin al descalabro monetario del gobierno anterior. Esto se complementó con una nueva Ley de Bancos y la reforma de la SBS, y con la eliminación de la banca de fomento dejando a Cofide como banca de segundo piso. El fin de la hiperinflación permitió liberar las tasas de interés y acabar con las tasas reales negativas del quinquenio anterior.
M: Te compro el que las reformas del Banco Central, de la SBS y la mejora en la supervisión bancaria fueron claves. Pero no concuerdo en que terminar con la banca de fomento haya sido bueno. Yo la hubiera llevado hacia un esquema como el brasileño, donde la banca de fomento financia proyectos de desarrollo y no deja a los pequeños empresarios en manos de un oligopolio de bancos que imponen tasas y condiciones abusivas.
A: Bahhh…. la banca de fomento terminó convirtiéndose en un hueco negro, pues generó una cartera pesada muy grande y un déficit cuasifiscal desproporcionado, que tanto el Banco Central como el Fisco tuvieron que continuamente solventar. Más bien, una deficiencia de Fujimori fue no eliminar el Banco de Materiales y el Banco Agrario.
M: Mmmm….no me convences. Sigamos con las cosas que consideras “buenas”.
A: El acabar con el terrorismo que hacía imposible la inversión minera, que es la gallina de los huevos de oro de la que vive el Perú, fue un acierto histórico de Fujimori. Gracias a ello en los últimos 15 años gozamos del crecimiento más alto de nuestra historia.
M: Concuerdo parcialmente. La razón fundamental detrás de la inversión minera es el crecimiento de China y los altos precios de los metales. Pero, ¿qué más de bueno tuvo el Fujimorato en materia económica?
A: La integración comercial y financiera con el resto del mundo. La reducción de aranceles y la liberalización de los flujos de capital permitió mejorar nuestra competitividad y fomentó la entrada de capitales, tanto por inversión directa extranjera como por inversiones de portafolio. Así reconstruimos nuestras reservas internacionales, que se habían tornado negativas en los ochenta.
M: No creo que eso haya sido un gran éxito. La abrupta reducción de aranceles llevó a la quiebra a miles de empresas nacionales que no pudieron competir con la inundación de importaciones baratas.
A: Podemos discutir la velocidad de la apertura, pero era imprescindible reducir aranceles para inducir una transformación del aparato productivo. Y sí, algunas empresas menos eficientes tenían que quebrar, eso era parte de la “destrucción creativa” de la que hablaba Schumpeter.
M: En eso no puedo transigir. Quebrar industrias completas por el convencimiento ideológico que la apertura es “buena” y la protección es “mala”, es algo que jamás compartiré contigo Adamo. Pero prosigue con lo bueno…
A: La reforma fiscal y la creación de la nueva SUNAT. En el quinquenio 90-95 se sentaron las bases del equilibrio fiscal y la recuperación de la presión tributaria que casi había desparecido a fines de los ochenta. “¿Boleta o factura?” era una expresión inexistente antes de la reforma.
M: De acuerdo, aunque el purismo fiscalista se llevó a posiciones extremas. El MEF se convirtió en un súper cajero, que imponía su poder en todo el aparato del Estado. “Subsidio” se convirtió en una mala palabra y crear fondos con fines específicos se descartaba de plano, aun cuando hicieran todo el sentido del mundo. Recuerdo el aviso en la oficina del Viceministro de Economía que decía “prohibidos los fondos”.
A: Jajaja, sí me acuerdo de eso. Hubo excesos pero el balance sigue siendo positivo. En los noventa, se generó un servicio civil incipiente: profesionales de primer nivel fueron a trabajar al Estado. Sin embargo, se falló al no institucionalizar ese servicio civil, pues en muchos casos se trató de asesores bien pagados, pero no de una burocracia tecnificada permanente.
M: Déjame darte dos ejemplos de cosas nefastas: privatización y AFPs.
A: La privatización fue un éxito rotundo. ¿O ya te olvidaste del desastre que eran los servicios públicos? ¡Para conseguir un teléfono fijo tenías que esperar 7 u 8 años! Teníamos luz por horas y más de la mitad de la población se iluminaba con velas. Si algo fue nefasto fue justamente no haber culminado la privatización de Electroperú, Petroperú, y sobre todo Sedapal. Por la paralización de este proceso aún hoy seguimos con estos elefantes públicos ineficientes.
M: Discrepo. No existe ninguna razón lógica por la que una empresa estatal de servicios públicos tenga que ser ineficiente. Además, la plata de la privatización sirvió para fines poco santos….
A: El uso de los recursos es otra historia. Pero hay una razón lógica fundamental por la cual las empresas públicas no alcanzan los estándares de eficiencia de las privadas: el esquema de incentivos.
M: Pura ideología. Mira ISA en Colombia o Codelco en Chile. No era necesario regalar nuestros activos para mejorar los servicios. Otro fracaso fue las AFPs. Se han convertido en un oligopolio muy rentable para sus dueños pero una estafa para los trabajadores.
A: Fue una reforma incompleta e imperfecta. Pero prefiero mil veces el esquema de AFPs que el sistema de reparto del Seguro Social que sigue igual de quebrado que antes de la reforma. Permitir que convivan los dos sistemas fue un error.
M: Tu balance de la reforma económica de los noventa es muy distinto al mío, Adamo.
A: Sin duda, aunque creo que ambos balances terminan con nota aprobatoria…
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